Terence Moix y su Testimonio sobre su relación con el Tabaco:
Tomo este post, publicado por Alejandro y Nieta en dejardefumar, hace ya 2 años, con información recogida del periódico El País. Es un Testimonio realmente crudo y para mí, puede ayudar a dejar de fumar.
El escritor catalán Terenci Moix en la primavera del año 2000 relató con maestría sus vivencias, emociones y opiniones en su relación de amor y odio con el tabaco. Terenci Moix falleció tres años más tarde, en abril del 2003, a los 61 años. "Quiero vivir". Así se expresaba poco antes de abandonar la clínica Teknon de Barcelona para acabar sus días en su piso de la ciudad.
He estado a punto de morir con la gentil colaboración de Tabacalera Española. Puedo hacer esta afirmación con absoluta certeza, porque he sido fiel a los productos nacionales desde 1957. El consumo salvaje de las marcas Celtas y Ducados me permite afirmar que los asesinos hablan mi idioma. Tampoco hay duda respecto al color: es negro, negrísimo, color culpa. Cuando he residido en el extranjero han sido Gitanes y Gauloises, con la aportación decididamente cutre de los Nazionale cuando viví en Roma. Y todos en cantidades tan ingentes que justifican el título de este artículo, al estilo de «Yo fui una madre soltera» o «Yo fui un Frankenstein adolescente». O, siguiendo con el cine: «Me llamo Lillian Roth y soy una alcohólica». Así, pues, confesión pura y dura. (...)
Estamos hablando, naturalmente, de una compulsión, pero en lenguaje llano puedo llamarlo obsesión, delirio y hasta locura. Sólo con epítetos un tanto desorbitados puedo calificar a los alucinantes momentos en que intenté desengancharme. Y esto en una época en que el enfisema ya había convertido mi caso en cuestión de vida o muerte. Vértigos, estados de histeria, alucinaciones, agresividad, eran algunos peldaños que me hacían subir directamente a la desesperación. Tales reacciones me hacían ver que casi cuarenta años de tabaquismo habían hecho su efecto. No era una constatación demasiado útil. El reconocimiento de un fallo y su enmienda no siempre van juntos; sobre todo cuando la adicción es tan traidora como para aportar a cada causa su justificación; sus coartadas a menudo múltiples. La primera de ellas: «Si no dejo el tabaco es porque no quiero. Y, después de todo, siempre hay tiempo para hacerlo».
Pero el tiempo transcurre, las facultades menguan, la basura va invadiendo los pulmones, al final los devora y la dependencia crece hasta convertirse en una esclavitud. Lo más lógico es reconocer de una vez que me he convertido en una piltrafa, pero los Ducados pueden más. Pertenezco a la raza de fumadores que quieren dejarlo... sin quererlo dejar. Con mi enfisema debidamente diagnosticado continué consumiendo el veneno y reduciendo mi calidad de vida al mínimo, por no decir a la nada absoluta. Nunca faltaron excusas. ¿Cómo iba a escribir una sola página sin mis aliados, los cigarrillos? Pero los Ducados no me han convertido en Joyce. ¿Cómo hacer el amor sin aspirar, después, una calada, como hacían las heroínas de la nouvelle vague? Pero no se me presentó la oportunidad, porque gracias al tabaquismo entré directamente en la impotencia sexual, con el consiguiente deterioro de mis relaciones de pareja. Pero seguí prefiriendo los Ducados a un acto de amor; y al cabo los preferí a la posibilidad de caminar. Tanto es así que el pasado año, tuvo que llevarme un coche desde el hotel Ritz al Museo Thyssen, donde daba una conferencia. No podía cruzar el paseo del Prado, pero de mis tres paquetes de Ducados no me apeaba ni el dios Neptuno, testigo de aquel dislate.
En tales circunstancias, no podía recurrir a las frases estilo «¡Virgencita mía, qué cruz me has mandado»! ; y no podía hacerlo porque la cruz me la busqué yo, aunque no sin ayuda A los dieciséis años recurrí al cigarrillo como tantos otros : no para hacerme el macho – comprenderán que esto siempre me importó un pito – sino como forma de distinción social aprendida en la moda y, desde luego, en los dioses del cine; pero las tabacaleras todavía no me alertaban con esa astuta advertencia que adornaría las cajetillas muchos años después, cuando ya era demasiado tarde: «El tabaco perjudica seriamente la salud». Santo aviso, pero ambiguo. El tabaco entraría a formar parte de las múltiples cosas que pueden dañar la salud en mayor o menor grado, pero nunca, en anuncios o cajetillas, he leído que los cigarrillos crean adicción. Y es aquí donde los fumadores perjudicados estamos en el derecho de exigir responsabilidad y de acusar a las tabacaleras de criminales.
(...) Son más poderosos que cualquier droga, pues mientras me convertían en adicto, en obseso, en esclavo, me hacían creer que me estaban ayudando. Pero ¿a qué? Los problemas, cualesquiera que fuesen, seguían existiendo aunque los disfrazase tras una cortina de humo. Más aún: generaban un nuevo problema, que no era sino el reconocimiento de mi irresponsabilidad. Si no fumaba caía en la desesperación; si fumaba me desesperaba por ceder. Y a fe que intenté dejarlo por todos los medios aconsejados: libros de ayuda, acupuntura, ondas electromagnéticas, parches de nicotina, pastillas, boquillas... Sólo que faltaba lo más importante: la decisión verdadera, asumida, de querer dejarlo realmente. Los cojones que Tabacalera me había arrebatado.
Mientras, el enfisema seguía su curso. Y el tabaco también. Una pintoresca pulmonía doble vino a completar el cuadro. Y a mayor peligro, más tabaco.
Enlazo con el principio: he visto a la Muerte cara a cara. No era como la de Ingmar Bergman, negra, ni como la de Woody Allen, blanca. Era azul, como un paquete de Ducados, y cada vez que en la clínica me agujereaban venas y arterias para introducirme sueros o sondas, o yo qué coño sé, imaginaba que me estaban incrustando cigarrillos. Después de todo es lo que había estado haciendo yo mismo durante 40 años. En esta excursión a las fronteras del Más Allá descubrí el único final de la abominación, que no es otro que romper con ella a rajatabla. Con ayudas pertinentes, llámense parches, pastillas, comidas—nunca saboreada antes—, horas de sueño, lo que sea pero siempre como elección inevitable.
Hace ya tres meses de esta decisión, y la esclavitud al cigarrillo se me aparece como algo lejano, como un engaño destinado a anularme. Y lo que más me maravilla es la rapidez de esta recuperación, la ausencia de sufrimiento —temor tan importante para quienes quieren dejarlo— la fácil eliminación de la nicotina —otro de los temores más extendidos—y, sobre todo, la insólita sensación de serenidad derivada de una autoestima que se va acrecentando a medida que pasan los días. ¡Esas sobremesas sin cigarrillos, cuando siempre pensé que serían el momento más delicado! Y esos mil actos que no podía efectuar sin ir fumando y que ahora cumplo tranquilamente. Sin añoranzas, sin recuerdos. No digamos ya el percatarme de que, en esos noventa días, mi cuerpo ha dejado de consumir más de seis mil cigarrillos. También el lujo de permitir que los demás fumen a mi lado, sin inmutarme, porque entre las cosas que no pienso hacer es convertirme en flagelo de fumadores; o sea, dictador de la salud ajena.
Me siento muy orgulloso de mí mismo, pero al mismo tiempo me tengo por estúpido por no haberlo dejado antes. Y es que el deterioro ha sido inexorable. Por más que haga a partir de ahora seguiré viviendo con mis facultades considerablemente disminuidas. Ninguna reforma conseguirá devolverme el trozo de pulmón que me falta, por no hablar de deficiencias cardiovasculares, sexuales y algunas bendiciones más. Mi falta de voluntad me ha convertido en un medio hombre. Y todo gracias a Tabacalera Española, que me presentó a mis asesinos cuando tenía la tierna edad de dieciséis años y no estaba en condiciones de reconocer los variopintos disfraces de la Muerte.
TERENCI MOIX
Se aferró a la vida hasta el último instante, inmerso en su mundo personal y rodeado de sus amigos. Murió sin dolor. El escritor falleció a consecuencia de un paro cardiorrespiratorio provocada por su afección "pulmonar obstructiva crónica". Sufría una fuerte adicción al tabaco y no dejó de fumar hasta apenas 30 días antes de su muerte, incluso cuando llevaba ya la bombona de oxígeno. Su enfermedad se complicó por una grave osteoporosis con rotura de una vértebra y debilitación general de todos los huesos, causada por la fuerte medicación que recibía.
Jabo ( para los que necesitan un empujón para dejar de fumar)
21 comentarios:
Hace ya 4 años deje de fumar y ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida.
Solo con que este post sirva a una persona para dejar de fumar, ya habrá cumplido su objetivo.
Respeto todas las opiniones, pero son tantas las ventajas que tiene dejar ese hábito negativo...que merece la pena!.
Abrazo. Jabo
Se aferró a la vida hasta el último instante,tenia ganas de vivir pero la enfermedad le gano que tristeza
Te felicito Jabo por que ya son 4 años libre del tabaco :)
No olvidare tu consejo en mi blogg
Te dejo un fuerte abrazo y mis disculpas por no venir seguido ... Besos Jabo
Bueno nunca fumé,no se que gusto tiene un cigarro.
Pero te felicito por haber dejado de hacerlo he visto muy de cerca en la familia casos de fumadores con mal final.
abrazos.
Yo llevo 27 meses sin fumar, por decisión propia y sin ayudas externas. Considero que si yo fui capaz de hacerlo (fumaba casi dos cajetillas diarias) todo el que quiere, puede lograrlo también.
El relato es brutal... pero claro, hablamos de Terenci Moix :)
abrazos
Hace dos años dejé de fumar, fui fumador de negros, de cigarros, de cigarritos, de habanos, en fin de todo lo que pueda enrollarse con tabaco. Nos hemos despedido, antes de que nos odiemos. Ahora no entiendo cómo pude fumar alguna vez, y lo hice durante casi treinta años...Abrazo, y gracias.
Yo lo intento cada dia, sin exito, quizás no lo hago con mucha voluntad.Leere hasta la saciedad.Felicidades por tus cuatro años sin fumar.BIKIÑOS!
El tabaco es un asesino placentero para el fumador,
su victima sabe que es su verdugo, pero el olor al humo puede mas que sus fuerzas.
Solo los mas valientes, los que estiman mas su vida y las de los demás que les rodean pueden conseguirlo, por ellos.. por los que lo consiguen, Enhorabuena y que la vida es maravillosa, sin salud no vale nada.
Fantástico artículo el que nos traes.
Pobrecillo, después de haberlo dejado y estar 3 meses sin fumar, eso es lo que dice que artículo, volvió al hábito del fumeteo y solo hasta 30 días antes de su muerte no lo dejó y debió de ser porque estaba ya muriéndose.
Recuerdo perfectamente haber leído en los periódicos, en una entrega de premios de algo, no recuerdo si Planeta o que, que estaba Terence Moix con su bombona de oxígeno y fumando. Tremendo, eh!!!.
Yo dejé de fumar hace ya 10 años. La pena es no haberlo hecho mucho antes.
Jabo, si quieres una historia positiva, te cuento como dejé de fumar, eso si puedo escribirlo en plan positivo porque después de mis hijos, es lo mejor que he hecho en mi vida.
Un abrazo
Hola Jabo.
Un fantastico documento y una genial testimonio de Terenci Moix, un magnifico escritor que he tenido el gran placer de conocer en persona.
Siempre he estado en contra del tabaco y para mi la reciente ley anti tabaco ha sido un triunfo. Para mi y sobretodo para mi asma.
Mil abrazos.
Ricard
Hola Javier, como sabemos tu yo, tristemente, hay mucha gente así, yo casi que prefiero no extenderme mucho,porque siento mucha rabia, y quizá no estaría siendo muy correcta en mi comentario, un beso.
ISA
Aleccionador el testimonio de Terenci Moix, y como se enuncia al inicio del texto: "...escrito con maestría".
Recibe un fuerte abrazo desde Japón.
Que testimonio más desgarrador JABO, pues pinta de cuerpo entero la historia de todo fumador empedernido. He visto casos de cerca en la familia y ahora mismo en un amigo muy querido y que triste no poder hacer nada por esas personas, pues finalmente son ellas mismas quienes necesitan tomar esa difícil decisión, por supuesto con apoyo, pero nada podemos hacer si ellos no logran asumirlo.
Te felicito por haber vencido finalmente esa situación.
Un fuerte abrazo amigo.
¡Qué gran artículo! Yo hace más de 1 año que dejé de fumar y ha sido una de las mejores decisiones. Ya lo había dejado en otras ocasiones pero luego volvía como un estúpido que estaba ciego ante la realidad. Esta vez ha sido distinto, me he dado cuenta de que el tabaco es una porquería que te esclaviza y que dejar de fumar no es ningún sacrificio, que el sacrificio es cuando fumas. Yo empecé a fumar bastante joven y no siendo consciente de dónde me metía. Mi padre me decía muchas veces: "no fumes Eduardo, quemas tu salud y quemas tu dinero y más adelante, cuando quieras dejarlo, te costará mucho. Déjalo ahora que puedes hacerlo fácilmente" ¡cuánta razón tenía!. Ahora me siento orgulloso de haberlo dejado porque ha sido como ganar una guerra a un enemigo muy poderoso, como lo es el tabaco.
Gracias Jabo por el testimonio, que ojalá sirva de empujón para aquellos que quieren dejar de fumar pero les cuesta mucho. Se puede dejar de fumar y se vive mucho mejor sin fumar.
Un saludo,
Eduardo
Querido Jabo. De nuevo gracias por tu comntario. Ultimamente no me encuentro muy bien. Aunque no me prodigo en comentar tus post, quiero que sepas que los leo todos. Un fuerte abrazo.
Gely
Gracias Patricia: ojalá cumplas el consejo del blog.
Fiaris: gracias por la felicitación.
Mariluz: felicidades por los más de 2 años sin esa lacra. El relatoe s brutal, si, pero real.
Javier Noya: felicidades por tus 2 años sin fumar. Como tu, estuve mucho tiempo con esa adicció y aún no entiendo el porqué.
Esther: ya ves que en esta página hay mucha gente que lo ha dejado.Conozco al manos a 12 seguidores que lo han dejado. y TU SI PUEDES.
Yulia: como dices, el tabacoe s un asesino placentero.
Chus: felicidades por tus 10 años sin malos humos. Me parece estupendo que hagas un Testimonio+++ sobre cómo dejaste de fumar y lo compartas con nostros. Te escribo un email y lo hablamos. Gracias.
Abrazos a todos. Jabo
Ricard: que suerte tuviste al conocer a Terence. Yo le seguia,a demás de sus libros, por lo aficionado que era a Egipto, ya que contaba muchas cosas acerca de ese pais que me fascina.
Isa: tee ntiendo muy bien lo que quieres decir. Pero queiro que sepas que si quieres desaogarte, puedes hacerlo.
Javier : estas en Japón???
C Rosa: es desgarardor, si. Todos tenemos casos que nos afectan, directa o indirectamente, pero son ellos mismos quienes deben decidir dejarlo.
Eduardo: felicidades por tu primer año de libertad. Estate orgulloso de ello y sigue.
Gely: gracias y sobre todo.. cuidate.
Abrazos a todos. Jabo
Creía que no lo conseguiría nunca, pero con fuerza de voluntad lo conseguí, llevo muchos años sin fumar y me siento de maravilla, espero que las personas que fuman esta entrada le sirva para dejarlo.
El tabaco mata y la vida es muy bonita y no podemos permitir que el tabaco se la lleve.
Un beso.
Hoy tenemos la suerte que la S.Social ha tomado carta directa a la ayuda para dejar la adicción al tabaco. Siempre se ha reconocido que es difícil dejar de fumar, pero más triste es opositar para una muerte a corto plazo por el tabaquismo. La semana pasada ha muerto la madre de una amiga. La pobre mujer tenía los pulmones como si fumara dos cajetillas diarias; no era fumadora voluntaria. Fumó el humo de su marido y de su hija durante la friolera de muchos, muchos años ¿Es este hecho lícito?¡caramba, debemos de ser consecuentes! Suicidas los hay, pero criminales también.
Un saludiño
Hola Jabo. Conocía a Terence, soy de Barcelona, coincidimos en un certamen de escritores catalanes.
era un hombre genial.
Bueno, pues yo antes de ser monja fumé por espacio de 31 años y a los 40 entré en la vida religiosa y nunca más me he acordado de él. He ganado en salud, yo precisaba inhaladores para poder respirar.
Gracias por tu espacio
Con ternura
Sor.Cecilia
Hola Mayte: muchas felicidades por llevar ya muchos años sin fumar.
Hola Rosa maría: bienvenida a este espacio y gracias por tocar el tema de los fumadores pasivos, también afectados.
Hola Sor Ceclia: que bien que cojiera usted los buenos hábitos y dejase los malos ( nunca mejor dicho).
Abrazo a todos. Jabo
Touché!!!
He buscado infinidad de excusas para defender mi adicción, pero ninguna es válida.
Un abrazo.
Ángeles.
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